A TRES AÑOS DE UN COLOSAL FRAUDE ELECTORAL
Lic. Hernan Kruse*
Especial para Viento del Sur"
Domingo 15 de noviembre de 2015. Escenario: el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la
UBA. En este rincón, Daniel Scioli,
candidato presidencial del oficialismo. En el otro, Mauricio Macri, candidato
presidencial por Cambiemos. Por primera vez dos candidatos a la presidencia de
la nación debatían ante la opinión pública. Todo fue muy calculado,
planificado. Los contendientes se trataron con cierto respeto. Los periodistas
que condujeron el debate estuvieron medidos. Nadie se salió del libreto. En
definitiva, todo estuvo preparado para evitar que Macri tropezara a una semana
del ballottage que lo depositaría en la Casa
Rosada.
Creo que Macri le ganó a Scioli por escasos puntos. Pero le ganó. Se lo
vio más aplomado y seguro. Scioli, por el contrario, se mostró un tanto
nervioso. Pero este debate pasará a la historia no porque fue el primero de
esta índole sino por las mentiras que dijo el candidato de Cambiemos. Se trató
de una colosal estafa electoral que quedó impune. En su participación diaria en
C5N, Víctor Hugo recordó ayer, jueves 15, todas y cada una de las mentiras de
Macri. Afirmó sin sonrojarse, por ejemplo, que su gobierno se basaría en el diálogo
y el consenso, que respetaría a rajatabla la división de poderes, que el Poder
Judicial gozará de absoluta autonomía, que promovería una política de
desarrollo, que protegería el empleo de los argentinos, que daría prioridad a
la educación y a la investigación científica, que protegería los productos nacionales
y que no devaluaría la moneda. Un absorto Daniel Scioli le dijo de manera
premonitoria que su gobierno caería inexorablemente en las garras del FMI, que
elevaría la deuda externa a niveles colosales y que destruiría el trabajo. La
respuesta de Macri fue una risa burlona. El grueso de los medios de
comunicación dieron triunfador a su delfín, el ex presidente de Boca. Todo
resultó una puesta en escena en la que Scioli jugó de visitante.
Tal como se preveía Macri le ganó a Scioli. Pero la diferencia no fue la
esperada por el establishment. Sin embargo, Macri actuó a partir de su asunción
como si hubiera ganado por goleada. Una de sus primeras medidas fue imponer por
decreto a los doctores Rosenkrantz y Rosatti como miembros de la Corte Suprema. ¿Y la independencia
del Poder Judicial? Es cierto que luego ambos juristas ingresaron como
correspondía pero el daño estaba hecho. En materia económica Macri no hizo otra
cosa que aplicar un plan económico ortodoxo. Desreguló a más no poder, ajustó y
ajustó, y devaluó la moneda. Mientras tanto, se endeudó a lo loco. En realidad,
no se endeudó él sino que endeudó al país. Tan irracional fue el endeudamiento
que su gobierno terminó suplicándole al FMI que lo ayude.
Macri impuso la lógica de la timba financiera. Los capitales
especulativos se hicieron un festín con la complicidad del propio presidente y
del mejor equipo de los últimos 50 años. La fuga de divisas fue escandalosa, al
igual que el ninguneo presidencial a los maestros, docentes e investigadores de
la educación pública. Durante la campaña electoral, Macri había asegurado que
la inflación era un problema de fácil resolución. En 2016 la inflación superó
el 40%, en 2017 fue del veintipico por ciento y 2018 cerrará cercana al 50%.
Una pinturita realmente.
Todo lo que Macri prometió en el debate no lo cumplió en estos tres años
de gobierno. Es más, hizo exactamente lo contrario. Nunca en la historia
contemporánea de la
Argentina , al menos desde Alfonsín a la fecha, un presidente
le mintió al pueblo de manera tan descarada y obscena. Daniel Scioli, que no es
santo de mi devoción, tuvo razón. En algún momento la historia se encargará de
reivindicarlo en este sentido.
Ayer, mientras Víctor Hugo nos hacía recordar las mentiras de Macri,
sentí mucha vergüenza y algo de lástima por quienes creyeron sinceramente en
él. Porque Macri cosechó muchos votos en los sectores populares,
tradicionalmente propensos a votar al peronismo. Esos sectores le creyeron,
confiaron en sus promesas. Y Macri los estafó. Les tomó el pelo. Se burló de
ellos. No me gustaría estar hoy en la piel de alguien que lo votó esperanzado y
con entusiasmo. Hoy se debe sentir un pobre diablo.
Desde que está en la
Rosada Macri no hace más que reírse de todos nosotros. Cada
vez que puede nos hace sentir su desprecio de clase. Por más que lo intente
disimular con timbreos y otras yerbas, no puede evitarlo: él conduce un
gobierno oligárquico y está en su naturaleza el sentir aversión por los
sectores sociales que considera inferiores. Lo increíble de esto es que todavía
hay quienes, dentro de esos sectores, le siguen creyendo.
Viento del Sur
05.01.19
13.02 hs
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