El fracaso de Macri
¡Qué mal se vive en la Argentina ! Cada día que
pasa la calidad de vida de la inmensa mayoría de la población empeora. Hace
unas horas el Observatorio Social de la Universidad Católica
Argentina (UCA) anunció que el año pasado la pobreza ascendió a casi el 32%, lo
que significa que 1.900.000 argentinos engrosaron el porcentaje de pobreza en
el país. En consecuencia, casi 13 millones de compatriotas viven en condiciones
indignas. Carecen de alimentación adecuada, de atención médica adecuada, de una
vivienda que merezca ese nombre, de cloacas, etc. Los niños y adolescentes no
pueden ir a la escuela ya que sus padres no pueden afrontar los gastos de la
educación y muchos de esos padres no tienen trabajo. En el verano se cocinan a
fuego lento y en el invierno se congelan.
Así viven, repito, casi 13 millones de argentinos.
¿Cómo es posible que eso suceda en un país con capacidad para alimentar a unas
400 millones de personas? En el país que supo ser el granero del mundo, que
cuenta con una pampa húmeda privilegiada, el litro de leche se ha transformado
en un artículo de lujo. ¡La leche! A
esta altura no me cabe la menor duda de que al sistema político le conviene la
existencia de un 30% de la sociedad que esté sumergida en la pobreza. Son carne
de cañón para aquellos políticos inescrupulosos que los chantajean para
tenerlos a su merced. Es un toma y daca infame. El político le da comida a
cambio del voto. Los pobres existen porque la clase política los necesita
cuando llega el momento de las elecciones.
Porque de lo contrario no se explica que haya tantos
pobres en la Argentina. Si
bien es un problema delicado, de ninguna manera es insoluble. En el mundo hay
países sin pobres. Los países escandinavos son un magnífico ejemplo. Si
Noruega, por ejemplo, carece de pobres ¿por qué Argentina no puede imitar su
ejemplo? ¿Acaso nosotros somos inferiores a los noruegos? De ninguna manera. Lo
que sucede es que en el país nórdico la eliminación de la pobreza es una
cuestión de Estado. Acá, lamentablemente, no sucede lo mismo.
El Presidente dijo en su momento que el mejor
indicador para evaluar su gobierno es su capacidad para erradicar la pobreza.
Pues bien, fracasó estruendosamente. Cómo no va a fracasar si gran parte del
dinero de que dispone el Gobierno es utilizado para pagar los intereses de la
deuda. Se trata, qué duda cabe, de un problema de prioridades. A Macri no le
importa la pobreza, por más que lagrimee en
público. Sólo atina, por intermedio de la ministra Carolina Stanley, a
darles una limosna a millones de personas que de esa manera sobreviven. De
crear trabajo, ni hablar.
Hay en la
Argentina casi 13 millones de pobres. ¿Somos, realmente, un
país democrático?.
Lic.Hernan KRUSE
Viento del Sur.
26.03.2019