jueves, 31 de octubre de 2019

"Gobernabilidad por ocho puntos".-Una hipótesis no tan descabellada


Una hipótesis no tan descabellada

 "Gobernabilidad por ocho puntos".

Por Lic. Hernán Kruse
* Especial para "Viento del Sur
        
                Finalmente las urnas dieron su veredicto. El Frente de Todos se impuso a Juntos por el Cambio por una diferencia de ocho punto (48% a 40%). En consecuencia el 10 de diciembre asumirá como presidente de la nación Alberto Fernández y como vicepresidenta de la nación Cristina Kirchner. El resultado causó una gran sorpresa no por quienes resultaron vencedores sino por los escasos puntos de diferencia. Según todas las encuestas publicadas durante la campaña electoral la fórmula Fernández- Fernández superaba el 50% mientras que la fórmula Macri-Pichetto no lograba superar la barrera del 35%. Sin embargo, las urnas dijeron otra cosa. Según el escrutinio provisorio la inmensa mayoría de los nuevos votantes apoyaron a Macri, al igual que casi la totalidad de los votantes de Gómez Centurión y Espert. Ello explica en cierta medida el incremento del porcentaje de votos a favor del oficialismo. Lo que sigue sin quedar claro es el escaso crecimiento de la fórmula del Frente de Todos. Cuesta creer que con un escenario económico dantesco Alberto Fernández y Cristina Kirchner hayan aumentado el caudal electoral de las Paso en apenas 300 mil votos.

       En los días posteriores al 27 de octubre escuché la siguiente hipótesis. Luego del contundente resultado obtenido por AF y CFK en las PASO nadie dudaba que en la primera vuelta la diferencia de 16 puntos a favor de AF y CFK aumentaría considerablemente. Esa presunción fue reflejada por todas las encuestas que se conocieron a través de los medios de comunicación. La gran diferencia pronosticada entre Alberto y Macri fue reflejada durante la tarde del 27 por Crónica TV en cuya pantalla aparecía el siguiente resultado: Argentinos 55 Boca 32. Con el correr de las horas el panorama cambió hasta que apareció Rogelio Frigerio anunciando que el Frente de Todos  le sacaba una ventaja de tan solo seis puntos a Juntos por el Cambio (47% a 41%). Finalmente, cerca de la medianoche el score quedó 48% a 40%. Según la hipótesis que escuché en las últimas horas el círculo rojo no podía permitir que Alberto ganara por una diferencia de 20 puntos o más. Ello hubiera provocado un tsunami político e institucional de impredecibles consecuencias. En consecuencia, una vez consumada la victoria el círculo rojo le habría “aconsejado” a Alberto aceptar una diferencia de tan solo 8 puntos para evitar una estampida incontrolable del dólar y un drenaje sin fin de las reservas. En otras palabras, lo que el círculo rojo le habría dicho al flamante presidente fue lo siguiente: “Mirá Alberto, si no querés asumir el 10 de diciembre con un dólar por las nubes y un Banco Central sin dólares, aceptá sin chistar la victoria por ocho puntos”. Ello explicaría la decisión de Macri de aceptar su derrota el domingo y su decisión de invitar a Alberto a planificar de manera civilizada la transición, y la decisión del presidente electo de aceptar desayunar con Macri el lunes por la mañana. Curiosamente, nada pasó con el dólar hasta ahora (no sólo no se escapó sino que bajó su cotización). ¿Extraño, no?

       Repito: se trata sólo de una hipótesis o, si se prefiere, un rumor. Lo cierto es que Alberto le ganó a Macri por una respetable diferencia. A raíz de ello contará con mayoría propia en el Senado y en Diputados será, por escaso número, la segunda minoría. Fue una clara victoria que los medios antikirchneristas pretenden presentarla como un virtual empate técnico. Insólito, realmente. Emerge en toda su magnitud la desesperación del círculo rojo por evitar que Juntos por el Cambio se desmorone como un castillo de naipes, lo que transformaría al Frente de Todos en una fuerza dominante (o hegemónica, si se prefiere este término).

Por Lic. Hernán Kruse

* Especial para "Viento del Sur
31.10.19

jueves, 10 de octubre de 2019

El pueblo tomó la decisión de no suicidarse


El pueblo tomó la decisión de no suicidarse


  El gobierno de Macri está llegando a su fin. Luego de cuatro insufribles e insoportables años no tiene nada para ofrecer al pueblo. Ello explica el carácter místico de sus actos públicos. El “sí, se puede” se asemeja al “síganme que no los voy a defraudar” pronunciado por Carlos Menem durante la campaña electoral de 1989. Mauricio Macri, el frío y calculador ingeniero, no ha tenido más remedio que acudir a la pasión, a la fe, a la creencia. Es entendible su estrategia electoral ya que no le queda otra opción. Otro aspecto notable de la campaña electoral de Macri es que habla como si fuera un candidato de la oposición y no el defensor de su gobierno. Tal como sucedió entre 2015 y 2019 en ningún momento el presidente-candidato hizo una genuina autocrítica de sus innumerables errores cometidos, especialmente en el área económica. Nunca se hizo responsable del desastre que estamos padeciendo. La culpa siempre la tuvo el kirchnerismo o un mundo en permanente mutación. Pero él, jamás. Él nada tuvo que ver con la inflación, la depreciación del peso, la escalada del dólar, el aumento de la desocupación, los tarifazos, la pobreza e indigencia; él no tuvo nada que ver con la estanflación que nos agobia desde hace tiempo.


  Macri demostró ser un adicto a la mentira. Mintió durante la campaña electoral de 2015. Prometió que cuidaría el trabajo de cada argentino y que jamás devaluaría. Su actuación en el debate con Scioli en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UBA pasará, en este sentido, a la historia. Y también la de Scioli quien pronosticó el ajuste y la devaluación del peso ante un Macri que lo miraba con sorna y desprecio. Una vez en la Casa Rosada el presidente no hizo más que tomarles el pelo a los argentinos, burlarse de todos nosotros de manera descarada y obscena. En todas y cada una de sus apariciones en televisión no hizo más que faltarnos el respeto. Su anuncio más patético fue el referido a su decisión de atar la suerte de su gobierno a la voluntad de Donald Trump y Christine Lagarde, por entonces directora ejecutiva del FMI. Presentó ese hecho como una demostración palpable de la confianza que su gobierno estaba generando en el mundo cuando en realidad se trató de un manotazo de ahogado, de un pedido desesperado de ayuda para evitar su caída.


  Macri termina su gobierno de la peor manera. A la inmensa mayoría de los argentinos el dinero no les alcanza. Se cuentan por miles las familias que se alimentan una vez al día. Es inaudito que en el país de las vacas el precio del litro de leche sea prohibitivo. Ir al supermercado ha pasado a ser para muchos una tortura psicológica, al igual que el pago de la luz, el gas y el agua. Sin embargo, Macri insiste con su latiguillo preferido: no hay otro camino para alcanzar el desarrollo que el elegido por su gobierno. Para el presidente más allá del neoliberalismo sólo está el abismo. Durante su gestión sólo escuchó a su círculo áulico. Sus oídos sólo tuvieron en cuenta las voces de Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Siempre decidió en soledad, apoyado en su gigantesco ego. Jamás se dignó a tener en cuenta las opiniones de los más importantes dirigentes del radicalismo, reducido a la triste categoría de furgón de cola. Pocas veces la historia argentina registró semejante menosprecio de un presidente por un partido que merece respeto, al menos por su trayectoria centenaria. Recién ahora, luego de la debacle de Macri en las PASO, se escuchan voces rebeldes, como la de Alfredo Cornejo.


  El 27 de este mes la inmensa mayoría del pueblo le pondrá fin a un patético gobierno conducido por un patético presidente. Está harta y hastiada. Llegó al límite de lo tolerable, de lo soportable. En consecuencia, tomó la decisión de no suicidarse.





LIC. HERNAN KRUSE.
*Especial para "VIENTO DEL SUR".
San Miguel
Buenos Aires
Argentina


10./10.19
11.02 hs


"Gobernabilidad por ocho puntos".-Una hipótesis no tan descabellada

Una hipótesis no tan descabellada   "Gobernabilidad por ocho puntos". Por Lic. Hernán  Kruse * Especial para "Viento ...